viernes, 15 de mayo de 2009

Yo no quiero un final feliz, solo quiero serlo.

En algún lugar de este mundo, a 2500 km de distancia o a un simple centímetro de ti, puedes encontrar el amor. Ilusión y fantasía. Cosquillitas en la barriga y sensación de bienestar. Y sabes, que en cualquier momento, o en cualquier lugar (en un supermercado, en la calle, en una discoteca, en un chat, en la playa, en un paso de cebra, en el cine o en la junta de vecinos) aparecerá, ya sea para 1 día, meses, años o para el resto de tu vida. Esa persona con quien tener la mayor complicidad que puedas tener con alguien, que con una sóla mirada sepa tu estado de ánimo o tu forma de pensar en ese mismo instante; esa persona que desayune todos los días contigo, que sepa cual es tu taza favorita y que te encanta desayunar cereales nesquik; que conozca tus manías, tus antojos y aguante tus defectos y los bajones que te dan una vez al mes, al menos; esa persona que te conoce al fondo y sabe como hacerte reir o hacerte rabiar; que duermaen el lado izquierda de la cama aunque prefiera el derecho, ya que ese es tu lado favorito; que conozca todos tus puntos erógenos y el momento exacto de tu orgasmo; que sepa morderte suavemente la nariz, y que se deje; que conozca la debilidad de susurrarte en el oído. Y sobre todo esa persona que tan sólo con su presencia pueda hacerte feliz.


Yo no quiero un final feliz, sólo quiero serlo.