domingo, 14 de junio de 2009

Espinas



Él no existe; es una mera ilusión. Nació a partir del polvo de las estrellas, del cielo y del mar, como todos los hombres. Después te conoció y ahora murió. No existe; no es más que un breve lapso de tiempo. No es más que un nombre y unos recuerdos. No es más que una brasa ardiente pegada a ti. No es más que eso. Como dijo un día Becquer, ¿a dónde va el amor cuando se olvida? No va a ningún sitio. Y él, ya está lejos en el tiempo, en el espacio; pero lo que es mas importante, ¿está lejos ya de tu corazón? si lo está, ¿por qué te acercas a él para quemarte de nuevo? Tápalo. Tápalo con las cenizas de lo que fue para que se apague y aléjate de él y después sólo será un tunel de humo subiendo hasta el cielo. Después sólo será un breve espacio, en el que a ratos fuiste feliz y ahora, ¿qué es ahora? Ahora es nada, es un cadáver, que en su agonía da sus últimos coletazos de vida, que ya suenan más a muerte. Ahora ya sólo es un ser lejano y doloroso. Es una espina, bueno no, mejor dicho es una dulce rosa. Y tú te estás aferrando fuertemente a esa rosa para sentir su delicioso olor y es genial ¿verdad? Pero es ahora cuando empiezas a sentir las espinas de la dulce rosa, clavadas en la palma de tus manos; es ahora cuando empieza a doler. Y ¿qué pasa ahora? el olor ya acabo, la rosa se volvió marchita pero las espinas siguen ahí y tú, te sigues agarrando a la rosa y sigues haciendote daño. Antes valía la pena, olía genial. Pero ¿ahora? Vamos porfavor suéltala y arrojala al vacío. Vamos, ha llegado el momento de extender las alas y volar de nuevo, hacia el cielo estrellado.

sábado, 13 de junio de 2009

Sara y Aitor



-Y tu, por que te enamoraste de mi?
-Yo no escogí enamorarme de ti, pero la primera vez que te besé nuestros dientes se rozaron por una milésima de segundo y fue increíble. La hora exacta de ese beso eran las doce y diez y quite la pila del reloj para que se quedase la hora detenida para siempre, parada. El minuto exacto en el que me besaste esta metido en un reloj para siempre y ya nunca sé que hora es, pero me da igual. Y desde entonces miro constantemente el reloj.